PATRICIO
Hace muchos años, cuando quien era nuestro editor en Editorial Posada tuvo a bien robarse el nombre de la revista El Chahuistle, que hacíamos Rius, El Fisgón, Helguera, Hernández y un servidor, decidimos fundar una nueva revista de humor político que se llamaría El Chamuco y
los hijos del Averno. En el ínterin, cada que los ex chahuistleros y futuros chamuqueros hacíamos una presentación pública, algunas personas comenzaron a pedirme que les dibujara un pobre. Ya que todos nos habíamos comprometido a crear nuevas secciones, nuevas
historietas y nuevos personajes para El Chamuco, decidí complacer a la afición con una historieta sobre pobres muy pobres, miserables, que con optimismo irreductible tratarían de sobrevivir a las continuas afrentas del capitalismo neoliberal. Y así fue como nació la historieta de Los Miserables, que no son sino las aventuras de la familia Godínez por cierto, que dicho apellido lo elegí mucho antes de que se pusiera de moda, amigos, vecinos y mascotas que los acompañan.
Con el paso del tiempo, Los Miserables se mudarían a las páginas de Milenio Diario, en donde fueron publicadas por varios años y también se transformarían en dibujos animados, que aparecieron en el programa de Milenio Televisión.
En este tercer volumen de Los Miserables, publicado por la Editorial Chamuco, continúan las aventuras del Bilimbique y sus amiguitos: el Chúntaro, el Chapapigüi, el Chobi, la agüela Hipófisis, Eutanasia y Analfalberto, su inseparable compadre y el fiel can de nombre Diputado,
en una urbe que podría ser cualquier ciudad de nuestra República, en cualquier año, de cualquier década de nuestra historia reciente.
Al final, como pilón y para que no digan que no somos modernos y globalizados, encontrarán una historia seriada, que le contiene una gran aventura en la hermana república popular de China.
Disfruten.
