ANA PESSOA
En un largo y vivo registro autobiográfico, Teresa Tristeza va rindiendo testimonio de su mundo, de lo que hierve dentro de ella y de lo que va pensando sobre los demás. Entre el otoño y el verano, entre los 17 y los 18 años, entre el fin de su paso por la preparatoria y su ingreso a la universidad, Teresa registra las emociones, dilemas, incertidumbres, angustias y perplejidades propias del crecimiento. Verosímil y fuerte, su narración envuelve al lector, que se identificará fácilmente, no sólo con las experiencias compartidas en casa y en la escuela, sino también con el lenguaje y el estilo, muy contemporáneos, que distinguen el relato.